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sábado, 14 de junio de 2008

La Poesía de Protesta por el Chile que llora, el Chile del año 2000 al 2006 d.C.

Prólogo

La poesía ha sido desde siempre la voz que habla el idioma del espíritu, es la que éste escucha de preferencia desde que el tiempo es tiempo y desde que la voz primigenia de este ser humano, tan misterioso en su creación, moduló, ensalzando el espacio entre el movimiento y la música, entre lo sustancial y la materia, entre el arte y la belleza, entre los axiomas, entre los sentimientos, entre lo noble y la injusticia.

La poesía se permite, desde lo infinito de su fuente, hablar por el hombre el idioma que el espíritu transmite, como voz que busca anidar en el más puro sentimiento para descubrir esa onda mágica que acerca al hermano con el hermano, al hombre con la mujer, a lo profano con lo divino.

Entonces, del hombre, en este caso, hasta la sangre misma, la poesía de protesta no podrá ser acallada jamás, siempre fluirá y estará su testimonio para desviar la vista y el entendimiento a lo esencial de la vida y al amor.

Adelante, entonces, ve a esta poesía y aumenta su caudal si te sale del alma, al contemplar la realidad injusta y la infelicidad de tus hermanos.

Esta poesía nos abrirá los ojos para no perder el camino que las Deidades, solo por amor, trazaron con sangre.

No temas recibir la poesía de protesta, si te identifica; que si es así es porque tú estás allí, en sus letras y en sus anhelos, ve entonces, con su mensaje y reclama lo tuyo, lo que esta voz te ha mostrado al abrirte los ojos y el entendimiento



SOCIALISMO RENOVADO

Hace años, entonces yo era joven,
pasó por Chile un pájaro plomo volando raudo sobre la patria.
Pero no solo él y toda su bandada eran plomos,
su graznido también lo era;
graznaba sobre su pueblo balas de plomo.

Al principio eran balas solitarias y ráfagas,
luego fueron detenciones ilegales en las calles y en los trabajos,
luego asaltos en sus moradas con nuevas detenciones
y luego fueron torturas y relegaciones,
torturas y exilio, torturas y muerte,
todo tipo de muertes atroces;
muertos a bala por la espalda,
muertos a bala después de lacerar el cuerpo,
muertos en paredones sin juicios,
muertos por degollamientos,
muertos abiertos a corbo y lanzados al mar desde helicópteros,
muertes ocultas en fosas glandestinas,
muertes negadas y desaparecimientos por siempre jamás.

Y llegó el miedo y el dolor al pueblo chileno.

Dolor físico y dolor del alma,
dolor familiar de hijos e hijas,
dolor de duelo de esposas, de madres y de padres,
dolor de amigos y dolor de hermanos.
Dolor y miedo, dolor y miedo.

Y el pájaro plomo volaba y volaba,
orgulloso y soberbio
dueño del poder total y de las almas
de sus leales testaferros, de sus sicarios y de sus cancerberos,
pájaro arrogante y, creía él, omnipotente.

Pero el tiempo corre igual para todos
y nada en esta vida es omnipotente.
Se puede ser un amo orgulloso y absoluto,
se puede ser asesino cruel y despiadado,
soberbio y poderoso,
pero no omnipotente.

Hoy lo sabemos,
cuando los gusanos les salen por las orejas, aún en vida,
y por los otros orificios del cuerpo,
al dictador y a muchos de sus seguidores,
cuando el pájaro plomo ya no vuela,
cuando el tiempo ha seguido su marcha,
anidando nuevas generaciones,
lo sabemos.

Pero entonces ellos se creen perseguidos,
los que usufructuaron de la patria a sus anchas,
el dictador y sus secuaces,
defendidos aún por los de cuello y corbata
que robaron y se enriquecieron
y que soterradamente luchan aún por el poder,
ahora se creen perseguidos.
Creen que la justicia los persigue
creyéndose que aún están sobre ella;
pero no es así, solo pagan
una pobre pena por el gran dolor que infringieron.

Dios tenga en su patio trasero algo de misericordia por ellos,
por sus pobres almas perdidas,
amantes del poder y de sangre humana,
que fueron y que ya no serán jamás.

Dios devuelva la vista y la fe a esas generaciones perdidas
de chilenos de esas dos décadas
en que la patria entró en delirio,
en que perdió el rumbo por su inocencia
cuando entraron en juego ideas extrañas,
actitudes extrañas, seres extraños.

Pero el tiempo pasa y pasa,
sin percepción la temporalidad pasa y pasa
y el nuevo socialismo, el socialismo renovado de hoy,
vuelve a sembrar.
Y germinará en mi patria la misma peste,
ahora de otro color, no ploma,
ahora del color de los postergados,
del color de los olvidados y de los traicionados,
de los despreciados y de los rebeldes.

Prepárate, patria mía,
que será más tarde o más temprano,
mientras gobierne el socialismo ateo,
ahora también de cuello y corbata,
que se sienta en la rica mesa de los poderosos,
probando los manjares de otros pájaros
y las delicias del poder y del dinero,
prepárate y teje desde ya los ponchos justicieros.

Prepárate mientras hacen surgir, nuevamente,
las acciones extrañas sobre tu gente,
lanzando las redes totalitarias del mercado
sobre la inocencia del nuevo milenio,
creyéndose ellos de la raza que no son,
sembrando como lo hicieron en el pasado
cuando, por causa de la misma ambición,
trajeron al pájaro plomo sobre tus cielos,
tiñendo de sangre tu tierra noble.

Prepárate, patria mía
prepárate que el viento justiciero
horadará un cauce para el río escarlata.

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